Los estudios en neurobiología vegetal han demostrado que las plantas son organismos inteligentes con infinidad de capacidades sensoriales mucho más sofisticadas que cualquier otro ser vivo del mundo. Las plantas son conscientes de los cambios de su entorno y, por tanto, son capaces de cambiar su fisología para contrarrestar el cambio y sobrevivir.
Por ejemplo, pueden detectar los campos electromagnéticos y magnéticos, así como la cantidad de nutriente, de agua o la presencia de metales pesados en la tierra a través de sus raíces. No tienen neuronas, pero pueden producir señales eléctricas con todo su cuerpo para comunicarse con otras plantas y defenderse ante el ataque de insectos. Además, son altruistas y gestionan sus recursos para ayudar a plantas de su misma especie a sobrevivir.